Nos preocupan las declaraciones del Presidente Trump sobre el conflicto israelí-palestino y el estatus de Jerusalén formuladas durante su rueda de prensa conjunta con el Primer Ministro de Israel, Netanyahu, celebrada en Davos el 25 de enero de 2018.

Estas declaraciones muestran cómo el Presidente de los EE. UU. y su séquito están lejos de las realidades de la región y de la dinámica del conflicto.

El estatus final de Jerusalén ha sido, sin duda, uno de los componentes más fundamentales del proceso de paz hacia una solución global, justa y duradera del conflicto israelí-palestino desde el principio. Los parámetros establecidos de la comunidad internacional con respecto al proceso de resolución no pueden ser modificados por la Administración de los Estados Unidos mediante una decisión unilateral que contraviene el derecho internacional, principalmente las resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea Generalde las Naciones Unidas, y que, de hecho, ya ha sido rechazada por la comunidad internacional.

Del mismo modo, es obvio que no se puede contribuir a la resolución del conflicto israelí-palestino satisfaciendo las demandas y expectativas de sólo una de las partes en el conflicto, aislando e incluso castigando al otro. No se puede esperar que una mentalidad tan superficial y con poca visión actúe como mediador en un tema que se relaciona directamente con la paz y la estabilidad del Medio Oriente.

Hacemos un llamado los Estados Unidos, para que respeten con urgencia la firme determinación de la comunidad internacional en este asunto, en particular las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del cual son un miembro permanente.